Thursday, February 16, 2006

Comentarios Liberales (LVII)

Visitas guiadas

FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS

16/02/2006

La última visita de Rajoy a Barcelona ha sido pródiga en incidentes grotescos y humillantes para el PP, y aunque suele decirse que no ofende quien quiere sino quien puede, un político que tiene detrás a media España tiene también ciertas obligaciones de orden estético. La primera, no exponerse a humillaciones innecesarias.La segunda, no humillar sin necesidad a sus enemigos ideológicos de forma que abochorne a sus seguidores. Este último requisito lo cumple a la perfección Rajoy, que conserva siempre las formas salvo en el Parlamento, donde los miércoles abusa de Bambi con ferocidad. El primero, no. Prestarse a que lo humillen en TV3 y a ser coceado por el presidente del Círculo Ecuestre humilla también a sus votantes. Y no recoger firmas en Barcelona para pedir el referéndum como hizo en Cádiz es asumir como propia la doctrina Piqué de que lo que se puede hacer en toda España, incluso en el País Vasco con escolta, ni puede ni debe hacerse en Cataluña. Ayer expulsaron a un concejal del PP de Lloret de Mar que ha dicho que pedir firmas es ridículo y que Acebes y Zaplana deberían irse, o sea, lo que dice y hace Piqué. Dicen que es un tránsfuga. ¡Pues anda que Piqué!

Rajoy, como la mayoría de los líderes de la derecha española, no sabe nada del comunismo y, por tanto, no entiende el nacionalismo, que en sus fórmulas de agit-prop es básicamente kominterniano con algunos injertos goebbelsianos. Piqué, del que, para explicar su privanza con Pujol, Aznar y Rajoy, dicen que es el más perfecto adulador de la política española, sí conoce el comunismo y el nacionalismo. Esa ventaja le permite manipular al PP a su antojo. Primero, con una doctrina propia de la derecha centralista, desde Alzaga hasta hoy: en Cataluña hay que conquistar el voto moderado nacionalista, que en realidad no quiere votar nacionalista, pero le obligamos. Y ni qué decir tiene que Piqué es el héroe que cambiará esa costumbre. Para confirmar ese análisis, desmentido por los hechos (pero también el comunismo y ahí sigue), Piqué monta visitas guiadas a Barcelona propias del socialismo real. No para que la gente que vean se muestre feliz sino que esté incomodísima con el PP, es decir, que esté Piqué. Claro, atracándose con heroicos empresarios catalanes y acudiendo a las encerronas de TV3, la impresión de Rajoy es la que quiere Piqué: toda moderación es poca ante tanta hostilidad, formemos parte del paisaje, aunque sea totalitario.

En el Carmelo, Rajoy habría tenido más afecto que en el Círculo Ecuestre; y un voto allí vale lo mismo que en el Ensanche. Pero, claro, en el Carmelo, ¿para qué Piqué? Si uno va de extranjero mendicante, así lo tratan. Rajoy ha ido de Montilla, acomplejado por ser lo que es, y además sin saber por dónde anda. Ah, y como Piqué no lo lleva a la peña Fosforito de Cornellá, ni un voto. Qué listos son.

1 Comments:

Anonymous Estufas hibridas said...

Muy buen post, gracias por compartir esta información, sin duda seguiré esperando a que subas más contenido.

08:35  

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