Wednesday, February 15, 2006

Comentarios Liberales (LVI)

Eternizarse

FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS

15/02/2006

Rubalcaba, que a este paso va a ser el jefe del único comando realmente identificado en el 11-M, el de la manipulación de la masacre hasta conseguir que los terroristas lograran su objetivo, que era el suyo, ha hecho unas declaraciones pasmosas sobre la designación de Francisco Vázquez como embajador en el Vaticano si se deja el Papa. Dice el héroe del 13-M, con la desenvoltura que le caracteriza, que «es bueno no eternizarse en los cargos». Toma castaña.

En primer lugar, el presunto elogio es una falta de respeto al elogiado, porque si algo querrá Vázquez paseando bajo las columnas de Bernini o postrado ante la Pietá supongo que será precisamente eso: eternizarse. Por otra parte, el Vaticano está en el seno o el corazón de la Ciudad Eterna, Roma.

Alfonso Guerra, predecesor de Rubalcaba en el disputadísimo papel de «hombre malo» del PSOE, ha dicho también, so capa de elogio, que la designación es buenísima porque «los obispos (supongo que se refiere al de Roma) se sentirán contentos ante una oveja del mismo rebaño». Todos dan por hecho el plácet del Papa a Vázquez como embajador de España y no sólo de Zapatero.

Sin embargo, la doctrina precautoria en materia de afecciones e infecciones apuntaría a lo contrario: el Vaticano podría negar el plácet porque sería tanto como enmascarar el síntoma ocultando la enfermedad. En los casos de apendicitis se desaconseja el uso masivo de antitérmicos y analgésicos, porque el inflamado colgajillo podría pasar inadvertido cuando se ha convertido en un saquito de desperdicios a punto de estallar, como algún periódico que yo me sé.
Vázquez, tan español de siempre y de ir a misa cuando toca, feliz de tomar el relevo del gran Abella y Pilar de Arístegui como peregrino en su patria del más allá, podría despistar al Vaticano en el diagnóstico del naciente régimen zapateropolanquista, tomando metonímicamente la parte sana por el todo enfermo.

Ya sé que no es fácil, pero tampoco Vázquez es un político corriente. Acostumbrados a verlo tan pío y civilizado, los zuavos políticos del Papa podrían creerse que en el zapateropolanquismo aún hay un sector sano, capaz de limitar los estragos del diocleciano de La Moncloa. Nada más falso. Es tan sectario e implacable el zapateropolanquismo que en él ya no cabe ni Paco Vázquez.

Pero volviendo a Rubalcaba, los que lo idolatran como el Rasputín de este desastre que empieza a parecerse mucho al de la Rusia de los zares, dicen que el elogio tontilón a Vázquez ha sido una indirecta a Chaves, que va para los cuatro lustros en el cargo, o para Ibarra, que anda por los cinco.

Se olvidan del propio Rubalcaba, que lleva un cuarto de siglo eternizado en el coche oficial; y de esa nube sí que no baja. Lástima.

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