Friday, January 13, 2006

Comentarios Liberales (XXXIII)

Cruda realidad

FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS

13/01/2006

En su siglo largo de existencia, el PSOE ha acreditado, con notables pero escasas excepciones, que para él es mucho más importante el partido, la secta, la facción, la Izquierda, que la Nación española. Sin embargo, sus proyectos de régimen dictatorial (en la ortodoxia marxista), hegemónicos (en la tradición masónica del PRI o la II República) o una mezcla de ambos, como las «democracias populares» de la Europa del Este (que precisamente se ensayaron por primera vez en España bajo los gobiernos presididos por los socialistas Negrín y Largo Caballero) trataban generalmente de conjuntar su proyecto de poder con la continuidad de España, si bien privándola de algunas de sus raíces esenciales, como la herencia cristiana y romana o la tradición liberal y nacional que ve la luz con la Constitución de 1812.

El gran cambio que se ha producido en el PSOE actual con respecto al de Iglesias, Prieto, Largo, Negrín e incluso González y Guerra, esta mutación de la que ZP puede ser el mayor culpable pero del que responsables son todos los líderes socialistas, es que una vez subsumida buena parte de la soberanía nacional en la UE, los proyectos de hegemonía social, política, económica y cultural de la izquierda, es decir, del PRISOE, prescinden ya de la continuidad de la Nación española. Y como la idea de España es justamente el factor esencial que distingue al PP del PSOE, la estrategia de ZP para instalarse indefinidamente en el poder pasa por cargarse la Constitución por su base, que es la Nación española, y forjar un bloque social que impida la vuelta de la derecha al poder, es decir, la alternancia democrática.

El precio de los separatistas para formar parte de ese bloque zapateril ya ha sido aceptado: es el fin del régimen constitucional español, desde el concepto de Nación, que supone la igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley, hasta la lengua común. Y por si lo político no bastara, he ahí la OPA sobre Endesa. Un castizo diría: «y encima, poner la cama». Los que todavía esperan un recorte sustancial del Estatuto de Cataluña, que no incluya la palabra «nación» o que no decrete la obligatoriedad de conocer el catalán, son los mismos que proclamaban que no habría Estatuto.Pero no es que calcularan mal, es que les da miedo reconocer la naturaleza del proyecto político de ZP, nítidamente ilegal, despótico y antinacional.

Al desechar la idea de nación, el PSOE hace pedazos la sociedad española y la aboca al enfrentamiento civil. Siempre asusta reconocer la cruda realidad, sobre todo cuando anuncia ruina y sacrificio, pero ésta es ya inocultable. Como diría una brillante columnista, nuestro Evo se llama Adán. Le cuadraría mejor Judas.

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