Monday, January 09, 2006

Comentarios Liberales (XXIX)

Mena Aguado, durante la lectura de su discurso. (Foto: Jesús Morón)


Tras el descanso navideño, retomamos la publicación de la columna diaria de Federico Jiménez Losantos en el diario "El Mundo". Hoy, con el tema estrella del fin de semana, el de un Teniente General con arrestos, que dice lo que muchos piensan, y que ha sido irregular y excesivamente ajusticiado.

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COMENTARIOS LIBERALES

Sables rotos

FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS

09/01/2006

El arresto domiciliario y previsible destitución del teniente general Mena por su medido y pensado discurso sevillano en defensa de la Constitución, incluido el famoso artículo 8 (casi tan discutible como lo de «nacionalidades y regiones», porque no define el mecanismo de actuación militar a las órdenes del Gobierno para defender el orden constitucional) ha provocado cierto estupor estético y ha agravado la creciente y ya indisimulable inquietud política. El estupor reside en lo anacrónico y casi grotesco de la sanción de arresto semanal en casa, un castigo muy poco logsiano y posmoderno pero que, con Bono de por medio, se explica perfectamente: así no podrá hacer declaraciones mientras él explica las hazañas militares de nuestra Armada en esa guerra de Irak de la que hemos desertado pero en la que seguimos luchando junto a americanos y británicos. Imagínense que Mena, roto el precinto de su silencio y harto de verse insultado por los socios separatistas de ZP y Bono, dice lo que los militares tenían que haber dicho sobre la desvergonzada manipulación de los soldados muertos y de los vivos, del Yak a Afganistán, de las misiones de paz que son acciones de guerra y de este ministrazo que dice que prefiere morir a matar. O sea, que además de mentir, no pinta nada en el cargo.

Después de leerme el discurso de Mena, que no es tan malo como el del JEMAD Sanz de hace tres meses, diciendo que el Ejército «tiene interés en el mantenimiento del orden constitucional» (como si en vez de un juramento tuviera un crédito de la Caixa) o el hórrido artículo de autobombo del susodicho publicado en La Razón el 6 de Enero, pero que tampoco alcanza la intensidad de la arenga patriótica de Bono en la Pascua militar del año pasado, mi preocupación es de orden estilístico. Los que vivimos la época del ruido de sables -y a mí me fichó Pedro Jota nada menos que al empezar el juicio de Campamento contra los golpistas del 23-F, donde, entérese López Garrido, no sólo se arrestó en democracia a un teniente general sino que le cayeron treinta años- sabemos que ese discurso no encaja con la tradición y la lógica de actuaciones que rompan la cadena de mando. Un amigo me dice que lo que Mena leyó, sin margen a la improvisación o al grito, es un dictamen jurídico militar sobre las consecuencias del Estatuto de Cataluña. ¿Y qué sentido tendría? A mi juicio, marcar la posición legal y moral de los militares ante la liquidación del régimen constitucional por su base, que es la existencia misma de la Nación española. Vamos, que no se dejarán aplicar la eutanasia activa. Previsible. Lo peor es que una asociación militar (AUME) ha jaleado la sanción a Mena mientras otra (AME) la ha criticado. O sea, que no hay ruido de sables, sino sables rotos. ZP también se ha cargado la silente unidad del Ejército.Con Bono.

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