Wednesday, January 11, 2006

Comentarios Liberales (XXXI)

COMENTARIOS LIBERALES

'Hospital Gulaguet'

FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS

11/01/2006

Pocas fechorías liberticidas en la Cataluña naZionalista pueden sorprenderme. Desde 1979, cuando publiqué Lo que queda de España, vengo denunciando y, por ende, padeciendo las coces de esa dictadura naZionalista que empezó siendo silenciosa y que ahora, cerca ya de su meta, resulta estrepitosa. Como dice Arcadi Espada, también yo he visto -de cerca y de lejos- cómo Pujol construía una nación definida por la falta de libertades, cuya religión pagana era la lengua y cuya policía era a la vez política, ideológica, lingüística, laboral, educativa y empresarial. El que ha querido ha podido ver cómo desde que el admirable Tarradellas dejó la Presidencia de la Generalidad, año tras año y Gobierno a Gobierno, en Cataluña se forjaba esa dictadura implacable mediante una represión aparentemente invisible, porque al estar en todas partes no parece estar en ninguna. Salvo que te atrevas a opinar en contra del dogma identitario. Entonces, como en los galos de Asterix, el cielo puede desplomarse sobre tu cabeza. ¡El Cielo del Poder!

Pero aún así, me ha sorprendido la atrocidad publicada ayer por El Mundo y que revela el salto que en el orden maníaco-represivo se ha producido de Pujol al Tripartito. Robar desde la propia Administración autonómica centenares de expedientes clínicos de distintos hospitales para comprobar si los médicos hablan con sus pacientes en catalán o en castellano no es, aparentemente, muy distinto de la orden de la Generalidad hace unos meses prohibiendo en los centros educativos de Tarragona que los profesores hablaran en castellano entre sí por los pasillos, o con los alumnos, o con los padres de los alumnos. Es decir, la aplicación práctica de esa obligatoriedad de saber catalán que define el nuevo Estatuto de Cataluña y que ya ha aceptado ZP.

¿Y por qué me parece peor la represión totalitaria en los hospitales que en los juzgados o las escuelas? Pues porque esos historiales clínicos guardan en sus folios el sufrimiento de una persona y, si el médico es decente, el sufrimiento para evitarlo. Y cuando ya ni el sufrimiento es barrera para la policía política, cuando el ser humano deja de ser humano para convertirse en obstáculo reciclable o desechable, esa dictadura no es ya autoritaria sino decididamente totalitaria. Para los nazis, los judíos no eran personas, cuerpos que podían gozar o sufrir, sino obstáculos en el desarrollo del Reich. Para los comunistas soviéticos, los enemigos de la revolución en los años 60 dejaron de ser carne de cárcel para convertirse en carne de psiquiátrico. Un disidente ya no era un criminal sino un loco porque sólo un loco podía negar la infinita bondad del socialismo. Supongo que Carod y ZP inaugurarán pronto el Hospital Gulaguet, para liberales irrecuperables.

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