Tuesday, December 13, 2005

Comentarios Liberales (XIX)

El turbión

FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS

12/12/2005

Si el proceso de disgregación nacional puesto en marcha por ZP fuera río, cauce desmandado, inundación peligrosa, podríamos subirnos al chopo, o sea, a Rajoy en la metáfora pedrojotil, y esperar la bajada de las aguas. Lo malo es que no se trata de un río tonto, loco, manseando en meandros o embravecido en saltos de agua sino de un turbión que puede llevarse por delante todo lo que encuentre a su paso, incluidos los chopos rajoyescos si no son de raíces muy profundas o carecen de protección frente a la riada, léase zapaterada. El Estatuto de Cataluña resulta aún más pavoroso si se enmarca en el proyecto de acuerdo de ZP con ETA. Al final, volvemos siempre a Perpiñán. Y la auténtica revolución, perfectamente explicada por Otegi, que desencadenó ZP al admitir que se puede negar la condición nacional única de España «y no pasa nada», queda aún mejor explicada por el proyecto del nuevo Estatuto gallego. Que habrá sido redactado por el BNG pero, ojo, que ya ha recibido el respaldo previo de Touriño, tanto en lo que respecta a la soberanía del Parlamento gallego como en ese imperialismo lingüístico que legaliza la anexión a la «nación gallega» de municipios leoneses o asturianos cuyas costumbres lingüísticas les asimilen a lo que los gramáticos de la nación gallega consideren idioma propio y, por tanto, base de expansión territorial.

La identificación de la lengua como fuente de soberanía o de reivindicación soberanista es simplemente la traducción al gallego de ese imperialismo de los «Països Cataláns» que promueven Carod, Maragall, Montilla, Laporta, Durán Lleida, Mas y otros damnificados por la pérfida dominación española de los pueblos oprimidos, a los que, sin duda por adormecerlos como los ingleses a los chinos con el opio, convirtieron en ricos, garantizándoles mediante aranceles proteccionistas el mísero mercado español. Terrible humillación. Y no muy distinta de la que tratan de anular los hijos de Arana en Navarra, tierra de conquista para Euskal Herria como Valencia para la Catalunya Gran. Pero, en el fondo, lo peor es su condición de leyes embusteras, de puñaladas en papel de barba y disposiciones transitorias. Cuando niegan su separatismo y su expansionismo es cuando los laportos y montillos muestran su auténtico peligro, que a diferencia de la ETA estriba en negarlo.Dice el BNG que nunca ha pretendido anexionarse nada. Pero miente porque su proyecto estatutario dice: «Poderán incorporarse a Galiza aqueles concellos limítrofes de características culturais, históricas, económicas i xeográficas análogas, mediante procedimientos democráticos que serán regulados por lei». ¿Por qué miente el BNG, como todos los separatistas? Porque sólo mediante la mentira puede salir adelante la liquidación de la nación española, arrastrada por el turbión zapateril.

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