Comentarios Liberales (XXV)

COMENTARIOS LIBERALES

Patxi Natural

FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS

20/12/2005

La primera definición de Patxi López se la oí a Germán Yanke, cuando aún estaba conmigo en la Cope: «Me recuerda a ese político británico del que se decía: se abre la puerta de su vehículo y no baja nadie». Como, pese a ser hijo del estimable poeta López Albizu -de aquella generación inagotable de los Celaya, Marrodán y compañía-, no se conocía de él prosa ni verso ni hazaña biográfica o política digna de mención, di en llamarle satíricamente Patxi Nadie. Para no variar, me equivoqué. Desde la traición a Redondo Terreros, Patxi López compite con Javier Rojo y Odón Elorza en representar desvergonzadamente la traición a votantes y militantes que exigía la nueva orientación anticonstitucional de ZP, servidor fiel de la orden dada por Juan Luis Cebrián a sus criados políticos al día siguiente de las elecciones vascas: hay que romper el pacto constitucional con el PP y volver al pacto con el PNV y sus aliados, que para entonces incluían ya a la ETA.«Con el PNV», escribió el último y más joven comisario político de la dictadura franquista en TVE, «mal que bien íbamos tirando». Sobre todo él, que, como todo el imperio polanquista con Don Jesús a la cabeza, suele ir mejor donde peor va España. Peor aún: cada día está más claro que su último gran negocio es su desguace.

López está batiendo, sin embargo, todas las marcas de ignominia (aparentemente insuperables) del alcalde de San Sebastián, que llegó hasta a huir de su ciudad para no coincidir con una gran manifestación contra el terrorismo etarra y en defensa de las víctimas de ETA. Eran aquellos tiempos en que las convocaba Savater, el mismo que hoy se congracia con Cebrián y ZP y embarra su figura insultando a la AVT. Pues bien, Patxi López-Nadie, justificando en el más genuino estilo batasuno su desdén hacia las víctimas mediante el fácil trámite de injuriar su memoria, ha dicho que el País Vasco está ya harto de enfrentamientos artificiales.O sea, que los mil muertos de la ETA son elementos artificiales, trampantojo de la realidad para despiste de incautos, algo que ha dejado de ser un crimen para convertirse en simple error.Y, además, error de las víctimas, no de los verdugos, que, como tales, han dejado de existir. En el caso del PP, son producto del afán de poner la nuca en el camino de la bala del honrado abertzale, que sólo quería dirigirse al espacio de diálogo creado en la carpa del PRISOE, a su vez instalada en la campa de Ibarretxe e Imaz, antes de Arzalluz y Eguibar. Pero que no dé Patxi por hecha su victoria. Como a todo hay quien gane, Blanco ha culpado del apoyo de López-Nadie a los Presupuestos de Ibarretxe y a los terroristas que se niegan a reinsertarse a través de sus familias ¡nada menos que a Mayor Oreja! En esta carrera de vilezas, de burla a las víctimas de la ETA, ningún zapaterista quiere llegar el último.